Por: Yulia Nela Puig Aguilera
El Montañez de Cuba
No podría hablar de él como si ya no
estuviese entre nosotros y es que Polo Montañez habita en cada guitarra
que se pulse, en las palmeras cubanas que diariamente despeina el
viento y en el corazón de quienes lo admiran, respetan y recuerdan.
Tengo que hablar en presente de este hombre que revolucionó la música
cubana con su manera autodidacta de componer y cantar.
Fernando Borrego Linares su nombre,
aunque artísticamente se hizo llamar Polo Montañez, por el apego a las
montañas de su Pinar del Río , una provincia que lo vio nacer un 5 de
junio de 1955 y que además fue testigo de sus primeros pasos en la
música hasta viajar a Colombia, según afirma el propio Polo su segunda
patria, por la acogida que tuvo y por ser este el lugar donde comenzó la
historia de un músico que saltó de las labores del campo a los grandes
escenarios nacionales e internacionales.
Como fiel amante de la poesía vi siempre muchas de sus canciones como poemas musicalizados, porque Polo personificaba mucho en sus composiciones logrando un impacto indescriptible en quienes le escuchábamos. Él era capaz de escenificarnos la historia que contaba a través de recursos literarios que nos llegaban como un disparo de amor o de lamento en alguno de los casos.
Si la canción era romántica podíamos sentir su alma a través de su melodiosa voz y si era bailable, muy difícil que alguien pudiese quedarse sentado cuando apenas se sentían los primeros acordes de la guitarra, instrumento al que este gran músico decide rendir homenaje componiendo el tema ¨Guitarra mía¨.
Polo Montañez fue ganador de un disco de oro y otro de platino y en pleno auge de su carrera ocurre la tragedia. Un accidente automovilístico confirmaba cuánta sabiduría había puesto en la letra de una de sus canciones más radiadas ¨La última canción ¨, como si el cantante hubiese presentido que la muerte le rondaba.
La lucha por sobrevivir fue impactante, pero aquel 26 de noviembre del 2002 nuestro guajiro natural abandonaba la Tierra para inmortalizarse luego para dicha del cielo en un montón de estrellas.
Comentarios
Publicar un comentario